sábado, 21 de junio de 2025

Impresión 3D: Cuando las Ideas no solo se diseñan, se fabrican

Entre el ruido de las máquinas y el leve olor a plástico fundido, no solo se construyen objetos también se construyen sueños.


Para muchos la impresión 3D es algo futurista y me incluyo, años atrás no pensaba que el pensar diseñar y crear fuera algo que estuviera a mi alcance, menos aún que pudiera transformarse en un negocio.
Uno siempre piensa que hay cosas que están limitadas a las grandes empresas y capitales, pero resulta que cuando uno se detiene a analizar la idea con herramientas de Gestión de Proyectos, el asunto se vuelve bastante más interesante y tangible.

Me imaginé mi primer escenario con una pequeña cantidad de equipos en mi casa trabajando en mis horas libres en el diseño y fabricación de cosas para uso personal, pero de a poco esto fue cambiando. 

Poco a poco comencé a vender algunas piezas y cuando me quise dar cuenta me encontraba realizando trabajos para terceros, facturado por ellos y recuperando el costo invertido. Esto me llevo a pensar a este pasatiempo como algo más serio, desde armar planillas de ingresos y egresos básicas, ver que productos demanda actualmente el mercado, realizar un stock de materias primas y dar de alta el monotributo. 

Ya lo que era un pasatiempo se transformo en un proyecto -la puesta en marcha de una granja de impresión 3D-.

A esta altura ya era necesario realizar un Estudio de Mercado, con él detecté que hay una creciente demanda en varios sectores como merchandising, educación, medicina, diseño y hasta repuestos personalizados. Pero también existe una fuerte competencia, la cual se encuentra fragmentada: muchos imprimen en casa, otros tercerizan, muy pocos lo tienen todo resuelto lo que me demuestra que hay espacio en el mercado.

Una vez que tuve claro que existía un mercado potencial y que mi primera experiencia lo confirmo pasé a analizar la parte Técnica: seleccionar las impresoras adecuadas, su cantidad, establecer agendas de mantenimiento, organizar la producción y ver si el espacio disponible me lo permitía y cuál sería el plan alternativo si el negocio tuviera la necesidad futura de crecimiento. 

Los números iniciales me sorprendieron. La facturación los primeros meses llegó a rondar los 3/4 millones con márgenes netos de no menos del 30% (descontando filamento, energía, errores de impresión, tiempo ocioso y un salario que me puse. 

Sin pensarlo empecé a utilizar Cronogramas (Gantt) para visualizar la producción, los tiempos de entrega y así poder cumplir con los tiempos pautados con los clientes.

Realice un Análisis de Riesgos en el caso de posibles roturas añadiendo holguras a los procesos y planes de contingencia, siempre buscando en cumplir con el cliente.

No se trataba solo de imprimir, sino de diseñar una estructura que funcione como un verdadero proyecto profesional, generando confianza y que me diferencie del resto.

Hoy el proyecto sigue creciendo. Todavía es pequeño, pero cada venta, genera un ingreso el cual es reinvertido ampliando el capital de trabajo con recursos genuinos del propio negocio. No sé hasta dónde me lleve esto, pero me entusiasma poder construir algo propio, ahora solo resta seguir poniéndole ganas, cabeza y método para logar que sea algo sostenible. 


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