Este término, "Cisne Negro", ha formado parte de los textos sobre Gestión de Riesgos desde que fue acuñada por Taleb, en su libro “El Cisne Negro: El impacto de lo altamente improbable”. Según esta definición, existen riesgos que son en su mayoría imprevistos extraños y pueden ser creados por eventos geopolíticos, económicos o de otros eventos inesperados. Un suceso en el que la probabilidad de ocurrencia es realmente baja, pero que cuando tiene lugar, el impacto es muy alto.
En este artículo, se abordará la irrupción de los "Cisnes Negros" en cada una de las etapas de la planificación de riegos en proyectos, instando a una revisión de las prácticas actuales para construir sistemas de proyectos más resilientes y adaptables frente a la incertidumbre.
Proceso de la Gestión de Riesgos
La Planificación define el cómo se gestionarán los riesgos, asigna recursos y establece los canales de comunicación, se seleccionan las herramientas y métodos a utilizar. Frente a los "Cisnes Negros", esta aproximación es insuficiente. Se requiere la capacidad de un sistema para no solo resistir los imprevistos, sino para beneficiarse de ellos o, al menos, para no colapsar. La Planificación, además, debe enfocarse en fomentar la flexibilidad operativa y crear mecanismos que permitan al proyecto adaptarse y reorganizarse ante eventos totalmente inesperados.
La Identificación de Riesgos refiere al proceso recurrente que busca reconocer posibles causas, eventos derivados e impactos, involucrando a los interesados del proyecto. Herramientas como el Brainstorming o el Análisis FODA son comunes. El resultado es un Registro de Riesgos con sus posibles causas, eventos y respuestas potenciales. En este punto, los "Cisnes Negros" habitan el espacio de lo desconocido. Las preguntas claves: "¿Qué puede suceder? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo y por qué puede suceder?" son fundamentales, pero el "Cisne Negro" las elude por su naturaleza impredecible. Por lo que, no solo es importante identificar riesgos, sino también identificar la interconexión de componentes del proyecto y sus dependencias externas, que podrían amplificar el impacto de un evento inesperado.
El Análisis Cualitativo evalúa la prioridad de los riesgos identificados en función de su probabilidad de ocurrencia, el impacto en los objetivos y la tolerancia al riesgo de la organización. Permite priorizar los riesgos más relevantes.
Mientras que el Análisis Cuantitativo, asigna valores numéricos (monetarios y probabilísticos) a los riesgos priorizados. Herramientas como el Valor Monetario Esperado (VME), el Análisis de Sensibilidad o la Simulación Monte Carlo, permiten cuantificar el costo y el tiempo de los impactos, así como determinar las Reservas de Contingencia. Para un "Cisne Negro" la probabilidad de percepción es cero y su impacto extremo, por lo que, estos métodos no resultan válidos. Por lo que, además de llevar adelante un Análisis Cualitativo y Cuantitativo de los Riesgos, es importante analizar el nivel de fragilidad o robustez del proyecto ante shocks extremos, independientemente de su origen. Por ejemplo, por medio del Análisis de Escenarios futuros potenciales que no se limiten únicamente a riesgos históricos.
En la Etapa de Respuesta a los Riesgos, se desarrollan opciones y acciones para incrementar oportunidades y reducir amenazas. Las Estrategias Genéricas incluyen Evitar, Transferir, Mitigar y Aceptar (pasiva o activamente). La respuesta debe ser apropiada, realista, efectiva, guía de la acción, consensuada, asignada y eficiente, con un costo menor al impacto estimado. Las Estrategias Tradicionales de respuesta son difíciles de aplicar a un "Cisne Negro" ex ante de manera específica, ya que no se puede planificar una respuesta a algo que no se ha identificado o sucedido con anterioridad. Sin embargo, la Estrategia de Aceptación activa cobra una relevancia particular. Aceptar activamente un "Cisne Negro" no significa ignorarlo, sino reconocer su posible ocurrencia y prepararse para sus consecuencias.
El Monitoreo y Control de Riesgos es un proceso crucial que implica la implementación de planes de respuesta, el seguimiento de riesgos residuales e identificados, la detección de nuevos riesgos y la evaluación de la efectividad general de la Gestión de Riesgos, utilizando herramientas como la Gestión por Valor Ganado y el Análisis de Variaciones.
Debería complementar la verificación de cumplimiento con una vigilancia del entorno, buscando señales débiles, anomalías o "eventos de baja probabilidad" que podrían ser precursores de algo más grande. Es fundamental una cultura de aprendizaje continuo a partir de eventos inesperados. Las herramientas de Análisis de Tendencias y Variaciones deben ser utilizadas no solo para controlar desviaciones de lo planificado, sino para identificar patrones emergentes que puedan señalar un cambio fundamental en el entorno del proyecto.
Es crucial implementar un sólido Sistema de Gestión de Riesgos con participación de expertos externos y llevar adelante el "Proceso de Resolución de Riesgos" desde la "Caza" hasta el "Domar" el "Cisne Negro", que se enfoca en identificar, planificar y monitorear riesgos atípicos.
Además, es fundamental prevenir la "Visión de Túnel" asegurando una visión compartida e involucrando a todas las partes interesadas. Reduciendo así, la complejidad del proyecto mediante enfoques por fases, modularización y elección estratégica de tecnología y logística, y evaluando los riesgos de baja probabilidad y alto impacto con un enfoque basado en la criticidad, priorizando el impacto organizacional sobre la probabilidad inicial.
Dado que los "Cisnes Negros" son impredecibles, el objetivo es construir robustez y resiliencia para minimizar su impacto negativo y aprovechar los posibles imprevistos de forma positiva, requiriendo un proceso continuo y proactivo de gestión de riesgos emergentes.
En conclusión, la Planificación de Riesgos es un pilar fundamental en la Gestión de Proyectos, ofreciendo un marco sistemático indispensable para identificar, analizar y responder a las incertidumbres. Sin embargo, la creciente complejidad e incertidumbre de los entornos contemporáneos nos obliga a reconocer que este enfoque tradicional, por sí solo, puede ser vulnerable ante la aparición de "Cisnes Negros". Lejos de invalidar la Planificación de Riesgos, la irrupción de estos eventos inesperados subraya la necesidad crítica de expandir y enriquecer sus prácticas.
Es decir, la solución no reside en descartar lo ya establecido, sino en integrar activamente la consideración de los "Cisnes Negros" en cada Etapa de la Gestión de Riesgos, fomentando la flexibilidad, la robustez y una cultura de adaptabilidad. De esta manera, los proyectos podrán no solo mitigar el impacto de lo altamente improbable, sino también construir la resiliencia necesaria para prosperar en un mundo VUCA.
Fuentes:
- Lic./Esp. Pepe, Verónica Diana. Diseño, Evaluación y Gestión de proyectos. Resumen Unidad N° 8 “Planificación, Monitoreo y Control". Obtenido de UNTREF.
- Taleb, N. N. (2007). The black swan: The impact of the highly improbable. Random House, Inc.
- Bejarano B., D. X. (2013). El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable. Revista Científica Guillermo de Ockham, 11(2), 229-232. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105329737018
- Steyn, J. W. (2022). Black Swan risk management for projects. Owner Team Consultation. https://www.researchgate.net/publication/358802360
- Calderón Ordóñez, A. (2017). El Cisne Negro de Nassim N. Taleb. Reseña del libro El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable, de Nassim N. Taleb. Revista Ciencias Estratégicas, 25(37), 228-231.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.